lunes, 23 de agosto de 2010

Poliarquía

Como sabemos la democracia ha evolucionado a lo largo del tiempo y a lo ancho de la historia humana, ha pasado por varias etapas; de ser considerada primero una palabra para definir a la política en acepción peyorativa, pasando por la democracia directa como en algún tiempo en la antigua Grecia se ejerció, hasta la democracia representativa que más allá de darle la decisión a todos, culmina en la posibilidad ante la complejidad social de escoger a los mejores para que decidan por nosotros.

Sin embargo definir la democracia más allá de su contenido etimológico no es una tarea fácil, ni en el plano filosófico ni en la experiencia histórica. Y es que nadie puede suponer que haya una definición de la democracia en forma única y válida para todas las realidades.

La democracia se implanta primero como mecanismo; que permite a los ciudadanos de una determinada sociedad la elección gubernamental sin ninguna perspectiva histórica o social. Pero en seguida busca ser implementada como un valor, como proyecto de realización personal y colectiva planteado desde la Revolución Francesa.

Sartori afirma que en democracia las elecciones son necesarias pero no suficientes, la democracia no es solo elegir representantes, es en primer lugar; “discusión pública” y en segundo; un mecanismo de control del poder que defiende al ciudadano de la tiranía y de la oligarquía.

Sin embargo en la práctica la democracia no ha mermado completamente la aparición y la preeminencia de grupos de poder facticos, que sobre todo en américa latina se presentan como una burla al sistema democrático, dada la calidad de vida de la población y la riqueza acumulada de estos poderes.

Robert Dahl ahondo sus postulados sobre la democracia, afirmando que de la democracia representativa hemos pasado a la democracia poliárquica o poliarquía. Que esta (la poliarquía) deriva de las palabras griegas “muchos” y “gobierno”, el gobierno de los muchos; que se caracteriza por el establecimiento de grupos de interés organizados que protagonizan la lucha del poder.

Los partidos políticos, las cámaras empresariales, los grupos económicos, las asociaciones civiles, forman parte de esta poliarquía que se inclina a favor de los grupos mejor organizados y me mayor influencia.

Con esta teoría se puede afirmar, que parte de la ineficacia que ha demostrado el régimen democrático en América latina es resultado de la desarticulación social, del desentendimiento de lo colectivo y la preeminencia de lo individual y personal.

Así pues los que sí están organizados llámese poderes económicos o elite política, al no existir demanda social organizada y a veces procurar que no la haya se desentienden y hasta se divorcian de la realidad social desequilibrando la pugna del poder.

Y es que el régimen democrático como tal no asegura las bondades de la democracia; tenemos pues que pasar a consolidar un sistema democrático que a diferencia del régimen no puede ser instaurado por decreto.

Cuando Sartori aborda la democracia sobre todo como discusión pública, se refiere a que la democracia requiere que opciones ciudadanas aborden cuestiones sustantivas y aparejen la pugna por la ampliación de sus derechos, es decir para fortalecer a la democracia hay que fortalecer el tejido social, la asociación de individuos para lograr fines específicos en beneficio de un sector.

Gobiernos y poderes económicos se encuentran casi solos en el sistema poliárquico, en México y sobre todo en Durango no hay verdaderas opciones ciudadanas que representen necesidades legítimas y que no busquen luego pertenecer a alguno de los dos grupos preeminentes.

La democracia representativa u oligárquica como definen diversos y divergentes actores no tiene mucho campo para la innovación y tampoco creo que ese sea el verdadero problema, el sistema democrático es parecido a las carreras de autos; si importa la maquina con que compitas, pero al último lo verdaderamente importante es el piloto, su pericia y su astucia.

En la democracia nosotros somos el piloto, la pregunta es; ¿estamos listos para la carrera?

martes, 17 de agosto de 2010

A Jose Rosas AispuroTorres

Me permito manifestar de manera pública al Lic. José Rosas Aispuro Torres, ex candidato a la Gubernatura del Estado, algunas inquietudes e ideas acerca del papel que ha jugado a partir de los resultados electorales del 4 de Julio del presente año.

Lo ahora expuesto, lo manifiesto en mi calidad de ciudadano Duranguense, de militante del PRI y como encargado de la preservación del cumulo ideológico de este partido, depositado en la Fundación Colosio ahora a mi cargo.

Comienzo; Como ex aspirante al Gobierno del Estado, como licenciado en Derecho y Legislador local y Federal; debe entender que para consolidar la gobernabilidad democrática, el principal reto de una sociedad es desarrollar instituciones que promuevan el cumplimento cabal de las leyes, la civilidad política y el orden social, factores sin los cuales la democracia es una Quimera.

La principal virtud de un ciudadano democrático es saber primero y ante todo, que la justicia nunca puede hacerse por propia mano y que para la impartición de la misma, se han creado instituciones que ayuden a resolver, por medio del derecho los conflictos y las pugnas.

Lo anterior porque pareciera, que en su discurso postelectoral trata usted de descalificar la vida institucional que con todas sus imperfecciones, los mexicanos y los duranguenses estamos consolidando día a día. La democracia en este Estado ni en ningún otro, se puede cuestionar únicamente por los procesos electorales y va más allá, incluyendo ciudadanía democrática, los valores democráticos y la responsabilidad pública.

Lo anterior, lo manifiesto como ciudadano duranguense, indignado por las declaraciones que ha hecho de un gobierno del cual usted formó parte, que emana de un partido que le dio a usted la oportunidad de ser diputado local, presidente municipal y diputado federal y quien lo postulo todas y cada una de las veces, por el método que usted hace unos meses descalifico.

Y es indignante porque para dichas acusaciones no se ha presentado ninguna prueba ante las instituciones correspondientes, porque usted y yo sabemos que no las hay, faltando así al principio democrático de la responsabilidad pública, el cual también lo obliga a reconocer el veredicto de las instituciones electorales que en base a la decisión ciudadana le dieron el triunfo al priista Jorge Herrera Caldera.

En democracia se gana y se pierde, y es de hombres honorables obtener la victoria, pero también reconocer la derrota. El partido que usted ahora representa (me refiero al PAN, no así al PRD) llegó al gobierno federal con el 0.38% de diferencia de votos, sin embargo esta elección local rebasó el 2.5% de diferencia, lo cual lo obliga a reconocer su derrota en las urnas.

La principal virtud de un hombre o una mujer que aspira a gobernar; es anteponer el interés particular o político, al interés supremo de la sociedad de la que emana, la guerra sucia y sin fundamentos que usted ha emprendido, no sólo dañan la vida institucional y democrática del estado, sino denigran y envilecen la imagen de Durango en el exterior y eso como duranguenses nos duele mucho y nos duele porque tras años de espera, por fin empezamos a vislumbrar un futuro para esta tierra, que aunque no lo vio nacer lo adoptó como propio.

Los estragos que ha hecho el crimen organizado a lo largo y ancho del país, usted mejor que nadie lo sabe (pues lo externo varias veces desde la tribuna de la Cámara de Diputados), es resultado de una decisión de estado del Presidente de la República, de una mala estrategia, que razona el problema del narcotráfico como un tema de Seguridad Pública, siendo en realidad un tema de pobreza e insalubridad, que se combate con empleo y educación, no así con balas ni municiones.

Los duranguenses merecemos respeto y no merecemos que nadie por ningún motivo por valido que este sea, traté de destruir lo que ha costado lustros consolidar; la jornada electoral del 4 de julio, los cómputos distritales, la apertura de urnas, la entrega de constancia de mayoría y el fallo del Tribunal Electoral, son los momentos que a todos los candidatos por igual impone la ley y en los cuales se puso de manifiesto la voluntad ciudadana, quien eligió a Jorge Herrera Caldera Gobernador del Estado Libre y Soberano de Durango.

Respetuosamente.
Jorge Iván Domínguez Parra
Presidente de la Fundación Colosio

lunes, 9 de agosto de 2010

Vida Institucional VS Polarización Social

Las ventajas de vivir en una sociedad que enmarque su funcionamiento en las instituciones, es garantía para poder avanzar hacia un desarrollo integral, que finque la perdurabilidad de la misma.

Pero ¿Qué son las instituciones?, a veces cuando hablamos de este tema, pensamos en los edificios o la burocracia que los integra, sin embargo el término en el contexto de la vida democrática va mucho más allá.

Hace mucho escuche a un catedrático francés hablar del tema y ponía como ejemplo a la cruz roja en la segunda guerra mundial, el maestro comentaba; “cuando todo estaba destruido, y no había piedra sobre piedra, lo único que existía de la cruz roja eran médicos, paramédicos, enfermeras y camillas, ahí entendí el concepto de Institución”.

Y claro hablar de instituciones es hablar principalmente de personas, pero entonces ¿cualquier conjunto de personas hacen una institución?, lógicamente no, existen factores que las caracterizan de cualquier otra conformación social; en primer lugar, sus fines. Los objetivos de las instituciones deben ir más allá de objetivos personales o de grupos y se enfocan en el bien y el interés de la comunidad de que emanan, teniendo como premisa el largo plazo y a veces la utopía. Y en segundo su basamento legal, es decir que su creación y sus fines se inscriban en los ordenamientos legales y jurídicos que rigen la vida de la sociedad para así darles certeza.

Podemos deducir pues, que la vida institucional garantiza fines más allá de los intereses o proyectos de los propios gobernantes y define un modelo en el que son las instituciones los pilares del sistema de gobierno y no las personas que somos pasajeras y efímeras. Por eso Juárez decía y decía bien, “los hombres no somos nada, las instituciones son todo”.

Por supuesto que en nuestra incipiente democracia aún falta mucho para consolidar una vida institucional sólida y eficiente, sin embargo como todas las cosas que existen en la democracia, nada se hace posible solo por decreto, sino que los cambios y los avances se dan de manera colectiva, cuando cada uno asumimos el tajo de responsabilidad que nos corresponde.

En Durango, cuando se ha impugnado el proceso electoral, donde se eligió al poder Ejecutivo Estatal, resulta indispensable apelar a las instituciones que rigen dicho proceso antes de polarizar a la sociedad, si el proceso tuvo irregularidades o no las tuvo, los ciudadanos y más aún los actores políticos debemos esperar el fallo de los tribunales electorales y evitar la confrontación y la polarización de los ciudadanos.

Lo demás seria querer lograr a cualquier costo los objetivos personales y desprestigiar y pasar por alto la vida institucional del Estado, que representa por ley la voluntad general de los ciudadanos entorno a la resolución de los conflictos electorales.

Es una pena que actores políticos que ostentan grados de Doctorado en Derecho y que han ocupado cargos legislativos a nivel local y federal, sean los primeros en mostrar que más pesa la ignorancia movida por la ambición y el resentimiento que el deseo de que la sociedad este unida y tranquila.

Los ciudadanos debemos esperar de manera respetuosa el veredicto de las instituciones locales y federales sobre el tema, acatar su falló y fortalecer así nuestra naciente vida Institucional.