martes, 21 de febrero de 2012

¿Sorpresas o repercusiones?

Cuando en el 2010 después de la derrota electoral del año anterior, el PAN y el PRD decidieron irónicamente unirse en coalición para afrontar los procesos electorales, no se sabia a ciencia cierta cuales pudieran ser la resultados y las repercusiones que esta unión pudiera generar.

Sin duda, la alianza de estos dos partidos por si sola no generó resultados reconfortantes, y la condicionante para que dicho "coctail" produjera un buen sabor, era agregar la variante de un priísta inconforme. Así se lograron las candidaturas de Mario Lopez Valdez, Gabino Cue, Rafael Moreno Valle y José Rosas Aispuro, de las cuales tres se alzaron con la victoria.

Al parecer, a nivel nacional existía la percepción en las cúpulas partidarias de estos institutos políticos, que dichas alianzas -aunque ideológicamente anti-natura- habían dado resultado.

Sin embargo, la obtención del poder solo representa un paso en el ejercicio de la política, y la lo largo de la gestión de estos gobiernos, las diferencias que en un principio ellos mismos minimizaban, se hicieron mas que evidentes.

Para no importar ejemplos de otros estados, basta decir que en el nuestro, este fenómeno es fácil de dilucidar, la coalición que ganó casi la mitad de los municipios del estado, no logró articular un trabajo que distinguiera de forma particular su manera de ejercer la gestión publica, ni su operación política.

Apenas en días pasados y antes de iniciar el próximo proceso electoral, las alianzas siguen desgajandose - caso Judith Murguia y Manuel Ibarra- y mostrando que en su génesis no había ningún otro interés mas que la obtención del poder, después de eso no hay razón alguna para que perduren.

Las alianzas lógicamente no pudieron ofrecer algo para lo que no fueron creadas, ganaron solo la mayoría de las batallas del 2010, pero la guerra de identidad política estaba perdida desde el inicio. ¿Sorpresas?... No creo, se llaman repercusiones.

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@jorgeivand

lunes, 6 de febrero de 2012

El plan "B" de Calderón

Cuando el pasado domingo Josefina Vazquez Mota salió airosa de la contienda interna del PAN, en ese mismo momento comenzó la debacle del Presidente Felipe Calderón, el resultado es una señal clara de que ni siquiera los panistas están dispuestos a apoyar mas sus decisiones políticas.

La contienda interna del PAN nos sirvió para darnos cuenta, que las deformaciones de nuestro sistema político no son, ni fueron privativas de un solo partido, en esta elección pudimos ver nuevamente la compra de votos, la coerción de funcionarios públicos, la injerencia de los gobernadores, las amenazas, el acarreo y el reparto de despensas.

¿Que esto no fue lo que tanto tiempo criticó el PAN del viejo PRI?, ¿Que no fue eso lo que los llevo al poder?... La promesa del "cambio".

Felipe Calderón, quien comenzó su gestión con una gran carencia de credibilidad, quien inicio una guerra contra el narcotráfico para acrecentarla y quien intento imponer con la vieja práctica del dedazo a su ex secretario de hacienda, solo propició lo contrario a lo que con estas acciones quería generar... Solo propició ilegitimidad.

Ganó el plan "B" de Calderón, un plan "B" que en la ruta para obtener su candidatura, no abanderó su enorgullecedora guerra de mas de 50 mil muertos, en la que su principal oferta fue "recuperar la paz", pero además y por si fuera poco un plan "B" que se encuentra 20 puntos abajo en las encuestas respecto al primer lugar y que para subir en las preferencias tendrá que alejarse de la tesis del actual gobierno y tal vez hasta confrontarlo, un plan "B" que le seguirá restando por lo que tanto lucho... Le seguirá restando LEGITIMIDAD.

La elección interna del PAN, fue otra puesta en escena de las practicas políticas mas aborrecibles de nuestro sistema, algo de lo que antes se hacia y pensábamos estaba terminando.

Sin duda, esto es una muestra muy clara de que nuestro problema como país, no es de partidos, ni de política, sino es un problema social mas profundo, uno arraigado en nuestros códigos culturales.

Empero dirá el lector; ¿yo que culpa tengo de esto?, si nunca he ejercido un cargo público... Y ahí es donde encaja perfectamente una frase de Marat que dice; "la Máxima degradación de una sociedad, se produce cuando el oprimido no solo se da cuenta de su condición, sino que con su ignorancia o su indiferencia, se convierte en cómplice y soporte de la perpetuación de ese estado".

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