lunes, 30 de enero de 2012
2012; ¿Ciudadanía organizada?
Cada día que pasa, es mas evidente que el monopolio de la "cosa pública" -que en este país representaban únicamente el gobierno y los partidos políticos- se esta desmantelando. Sin duda la transición democrática en México, aunque en riesgo, ha dado algunos pasos certeros en cuanto a participación real y rendición de cuentas.
El tejido social, que ahora esta muy de moda en el léxico político nacional, se sustenta principalmente en la confianza y la solidaridad que existe entre los ciudadanos y la de ellos respecto a las instituciones del Estado.
La expresión mas pura de esta confianza y solidaridad, -con sus deshonrosas excepciones- lo representan las organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro, que buscan mediante la acción colectiva la solución de problemas acentuados en sus comunidades, a los que las autoridades gubernamentales por negligencia, incapacidad u omisión no atiende.
Las sociedades crecen de manera acelerada y con ellas las complejidades de convivencia; seguridad, salud pública, educación, trabajo, servicios etc., y cada vez se requiere un mayor y más fuerte tejido social que coadyuve con el gobierno a la resolución y disminución de las problemáticas.
La mala noticia, es que México esta muy por debajo aún en las estadísticas de participación de ciudadanos en OSC's, la buena noticia, es que año con año el número de organizaciones constituidas y activas va en incremento.
En pleno proceso electoral, las Organizaciones de la Sociedad Civil pueden y deben jugar un papel fundamental, independientemente de sus fines particulares, el fortalecimiento de la cultura democrática es un objetivo que a toda organización ciudadana le es implícito y va desde la promoción y concienciación del voto razonado, la cultura de la denuncia de delitos electorales, hasta fungir como observadores el día de los comicios.
La transparencia, la legalidad y la certeza del presente proceso electoral, recae en las instituciones creadas para dar cauce a estos fines, pero a su vez el sostén de estas y la honestidad con la que procedan, depende del escrutinio público y de la participación real y autónoma de los ciudadanos, así se construyen las verdaderas democracias.
La idea del trabajo colectivo no debe ir siempre de la mano con el lucro, claro que en una sociedad inmersa en la pobreza es difícil de entenderlo, pero a su vez, con problemas tan graves y urgentes es necesario emprenderlo.
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Twitter. @jorgeivand
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